El Corán

El Milagroso Corán (parte 6 de 11): La Excelencia de sus Enseñanzas II



Además, en el Talmud[1]— algunos eruditos no-musulmanes, como Rodinson, afirmaron que el material coránico proviene del Talmud— se afirma que existía una disputa entre Dios y los eruditos judíos. Después de un largo debate sin ninguna resolución, decidieron referir el asunto a uno de los rabinos. Después de la decisión del rabino, Dios tuvo que admitir que estaba equivocado[2]. De este modo, Dios, según ellos, no es perfecto con respecto a Su conocimiento.

La concepción cristiana de Dios teniendo un hijo es, por supuesto, completamente blasfemo desde el punto de vista islámico. A menudo me pregunto ¿cómo podría haber existido un hijo semi-humano de Dios o cómo Jesús particularmente podría haber sido el hijo de Dios? Como se le ve a Jesús en el Nuevo Testamento, además de realizar algunos Milagros que también realizaron profetas anteriores, no hay nada especial en él. Vivió como un ser humano, comiendo y bebiendo. Sufrió como un humano y hasta le oró a Dios. Los romanos y los judíos[3] derrotaron al supuesto hijo de Dios y él no pudo salvarse siquiera a sí mismo, ni siquiera rogándole a su padre. A causa de ello, existen preguntas difíciles de responder para los cristianos: Era parcialmente divino y parcialmente humano, era completamente divino, completamente humano, fue divino desde su nacimiento, fue divino por un tiempo y luego la divinidad lo abandonó y otras preguntas más. En la concepción islámica de Al-lah, no existe nada de esta naturaleza.  De hecho, el Corán niega la crucifixión – si el Profeta Muhamad, que La paz sea con el, hubiese estado simplemente copiando de la Biblia, hubiese incluido seguramente esa historia.

En el Corán, por otro lado,Al-lah es representado de tal manera que uno se percata que Él merece la adoración. Uno siente agradecimiento por Él y tiene fe en Él. Al-lah realmente es amado por el individuo ya que comprende más acerca de Él a través del Corán. Algunos pasajes en el Corán que describen a Al-lah son destacables:

“Él es Al-lah, no hay otra divinidad salvo Él, Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto. Él es Clemente, Misericordioso. Él es Al-lah, no hay otra divinidad salvo Él, Soberano, Santísimo, Pacificador, Dispensador de seguridad, Celador, Poderoso, Compulsor y Soberbio. ¡Glorificado sea Allah!  Él está por encima de lo que Le atribuyen. Él es Al-lah, Creador, Iniciador y Formador. Suyos son los nombres [y atributos] más sublimes. Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra Le glorifica. Él es Poderoso, Sabio.” (Corán 59:22-24)

“¡Al-lah!  No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, Viviente, se basta a Sí mismo y se ocupa de toda la creación. No Lo toma somnolencia ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y la Tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él sino con Su anuencia?  Conoce el pasado y el futuro; y nadie abarca de Su conocimiento salvo lo que Él quiere. Su Trono se extiende en los cielos y en la Tierra, y la custodia de ambos no Le agobia. Y Él es Sublime, Grandios o (Corán 2:255).

1. Di [¡Oh, Muhammad!]: Él es Allah, la única divinidad. Allah es el Absoluto [de Quien todos necesitan, y Él no necesita de nadie]. No engendró, ni fue engendrado. No hay nada ni nadie que se asemeje a Él.” (Corán 112:1-4)

Por cierto, incluso al describir a los Profetas, muchas historias muy importantes,  sobresalientes en la Biblia fueron completamente ignoradas en el Corán. Por ejemplo, Éxodo 32:1-6 menciona la historia de Aarón, el hermano de Moisés y uno de los líderes religiosos de la tribu de Israel, haciendo de un becerro dorado un ídolo para ser adorado[4]. En 2 Samuel, capítulo 11, versos 1-17, el líder de los judíos David, quien los musulmanes consideraban un profeta, es vergonzantemente mostrado cometiendo adulterio, hacienda lo mejor de él para ocultarlo y luego haciendo lo mejor de él para que el esposo de la mujer fuese asesinado[5]. Salomón es también acusado de cometer idolatría simplemente por amor a sus tantas esposas[6].

Además, la Biblia también afirma lo siguiente: Jacobo engañó a su padre Isaac. El Profeta Lot, ebrio, cometió incesto con sus dos hijas. Judas cometió incesto con sus hijas políticas.  Pharez y Zarah quienes eran el resultado de ese incesto son honrados como los bisabuelos y bisabuelas de Jesús. Se dice que Jesús desairó a su propia madre al decir: «¿Mujeres, qué es lo que tengo que hacer contigo?”[7]

Todas estas historias no se encuentran en el Corán y un musulmán no cree tales acusaciones innobles acerca de los nobles profetas que Dios selecciona para guiar a la humanidad.

 


 

Footnotes:

[1] El Talmud es “Una compilación autoritaria, influyente de tradiciones rabínicas y discusiones acerca de la vida y las leyes judías.” Larousse Dictionary of Beliefs and Religions (Edinburgh: Larousse, 1995), p. 513.

[2] Cf., Anas Karzoon, Manhaj al-Islaam fi Tazkiyah al-Nafs (Jeddah: Daar Noor al-Maktabaat, 1997), vol. 1, p. 97.

[3] Entonces, para que este autor no pueda ser acusado de alguna manera de anti-semitismo, se debe mostrar la próxima cita. Israel Shahak escribió: “De acuerdo al Talmud, Jesús fue ejecutado por una adecuada corte rabínica por idolatría, incitando a otros judíos a idolatrar y despreciar la autoridad rabínica. todas las fuentes judías que mencionan su ejecución se contentan de ser responsables de ella: en la cuenta Talmúdica los romanos ni siquiera son mencionados.” Israel Shahak, Jewish History, Jewish Religion: The Weight of Three Thousand Years (London: Pluto Press, 1997), pp. 97-98. También escribió (pp. 20-21) acerca de la fe de Jesús: “el Talmud afirma que su castigo en el infierno es ser inmerso en excremento hirviente.”

[4] La Versión de King James dice: 1 Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, no sabemos qué pudo haberle pasado 2 Aarón les respondió: Quítenles a sus mujeres los aretes de oro, y también a sus hijos e hijas, y tráiganmelos.
3 Todos los israelitas se quitaron los aretes de oro que llevaban puestos, y se los llevaron a Aarón, 4 quien los recibió y los fundió; luego cinceló el oro fundido e hizo un ídolo en forma de becerro. Entonces exclamó el pueblo: Oh Israel, aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto 5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar enfrente del becerro y anunció: Mañana haremos fiesta en honor del Señor.
6 En efecto, al día siguiente los israelitas madrugaron y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y se entregó al desenfreno.

[5] La Nueva Versión Internacional dice: 1 En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. 2 Una tarde, al levantarse David de la cama, comenzó a pasearse por la azotea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa, 3 por lo que David mandó que averiguaran quién era, y le informaron: «Se trata de Betsabé, que es hija de Elián y esposa de Urías el hitita.» 4 Entonces David ordenó que la llevaran a su presencia, y cuando Betsabé llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Hacía poco que Betsabé se había purificado de su menstruación, 5 así que quedó embarazada y se lo hizo saber a David. 6 Entonces David le envió este mensaje a Joab: «Mándame aquí a Urías el hitita.» Y Joab así lo hizo.7 Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y los soldados, y cómo iba la campaña.8 Luego le dijo: «Vete a tu casa y acuéstate con tu mujer.» Tan pronto como salió del palacio, Urías recibió un regalo de parte del rey, 9 pero en vez de irse a su propia casa, se acostó a la entrada del palacio, donde dormía la guardia real.
10 David se enteró de que Urías no había ido a su casa, así que le preguntó: Has hecho un viaje largo; ¿por qué no fuiste a tu casa?  11 En este momento, respondió Urías, tanto el arca como los hombres de Israel y de Judá se guarecen en simples enramadas, y mi señor Joab y sus oficiales acampan al aire libre, ¿y yo voy a entrar en mi casa para darme un banquete y acostarme con mi esposa?  ¡Tan cierto como que Su Majestad vive, que yo no puedo hacer tal cosa!  12 Bueno, entonces quédate hoy aquí, y mañana te enviaré de regreso, replicó David. Urías se quedó ese día en Jerusalén. Pero al día siguiente 13 David lo invitó a un banquete y logró emborracharlo. A pesar de eso, Urías no fue a su casa sino que volvió a pasar la noche donde dormía la guardia real.14 A la mañana siguiente, David le escribió una carta a Joab, y se la envió por medio de Urías.15 La carta decía: «Pongan a Urías al frente de la batalla, donde la lucha sea más dura. Luego déjenlo solo, para que lo hieran y lo maten.»
16 Por tanto, cuando Joab ya había sitiado la ciudad, puso a Urías donde sabía que estaban los defensores más aguerridos.17 Los de la ciudad salieron para enfrentarse a Joab, y entre los oficiales de David que cayeron en batalla también perdió la vida Urías el hitita.

[6] I Reyes, capitulo 11, versos 1-10 de Nueva Versión Internacional dice: 1 Ahora bien, además de casarse con la hija del faraón, el rey Salomón tuvo amoríos con muchas mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, todas ellas mujeres extranjeras, 2 que procedían de naciones de las cuales el Señor había dicho a los israelitas: «No se unan a ellas, ni ellas a ustedes, porque de seguro les desviarán el corazón para que sigan a otros dioses.» Con tales mujeres se unió Salomón y tuvo amoríos.3 Tuvo setecientas esposas que eran princesas, y trescientas concubinas; todas estas mujeres hicieron que se pervirtiera su corazón.4 En efecto, cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres le pervirtieron el corazón de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al Señor su Dios como lo había sido su padre David.5 Por el contrario, Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Moloc, el detestable dios de los amonitas.6 Así que Salomón hizo lo que ofende al Señor y no permaneció fiel a él como su padre David.7 Fue en esa época cuando, en una montaña al este de Jerusalén, Salomón edificó un altar pagano para Quemós, el detestable dios de Moab, y otro para Moloc, el despreciable dios de los amonitas.8 Lo mismo hizo en favor de sus mujeres extranjeras, para que éstas pudieran quemar incienso y ofrecer sacrificios a sus dioses.
9 Entonces el Señor, Dios de Israel, se enojó con Salomón porque su corazón se había apartado de él, a pesar de que en dos ocasiones se le había aparecido10 para prohibirle que siguiera a otros dioses. Como Salomón no había cumplido esa orden.

[7] Para el relato de estas acusaciones, ver, respectivamente, Génesis 27:16, Génesis 19:30-38, Mateo 1:3 y Juan 2:4.


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