El Corán

La palabra HAMAN


La palabra “Haman” en el Corán


La información que da el Corán sobre el antiguo Egipto revela muchos hechos históricos que habían permanecido ignorados hasta épocas recientes. Esto nos indica que cada palabra en el Corán ha sido revelada con una sabiduría precisa.

Haman es un personaje al que se menciona en el Corán junto al faraón. Su nombre aparece en seis lugares diferentes del Corán designando a uno de los hombres más cercanos al faraón.

Es sorprendente que su nombre jamás sea mencionado en aquellas secciones de la Torá vinculadas a la vida de Moisés. Sin embargo puede encontrarse una referencia a Haman en los últimos capítulos del Antiguo Testamento, en este caso como un auxiliar del rey de Babilonia que sometió a duras crueldades a los israelitas aproximadamente 1100 años después de Moisés.

Algunos no musulmanes, que sostienen que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) escribió el Corán copiándolo de la Torá y la Biblia; aseguran también que durante ese proceso él transfirió incorrectamente al Corán algunos de los personajes mencionados en esos libros.

Lo absurdo de estas posturas quedó demostrado solamente después que se descifrara el alfabeto jeroglífico egipcio, hace unos 200 años, y se descubriera el nombre “Haman” en escritos antiguos.

Hasta el siglo XVIII los escritos e inscripciones del antiguo Egipcio no podían entenderse. Están escritos con el alfabeto jeroglífico, que la cultura egipcia abandonó hacia los siglos 2 y 3 d.C. junto con sus antiguas creencias cuando comenzó la expansión del cristianismo. El último ejemplo conocido del uso de la escritura jeroglífica es el de una inscripción datada en el 394 d.C. Ese lenguaje en consecuencia fue olvidado no quedando nadie que pudiera leerlo y entenderlo. Y esta situación se mantuvo hasta hace unos 200 años atrás…

El misterio de los jeroglíficos del antiguo Egipto fue resuelto en 1799 con el descubrimiento de una lápida de basalto negro con inscripciones llamada “Piedra de Rosetta” datada en el año 196 a.C. La importancia de esta inscripción radica en que está escrita en tres diferentes alfabetos: jeroglífico, demótico (una forma simplificada de la escritura hierática del antiguo Egipto) y griego. Con la ayuda de la versión en griego fue posible decodificar las diferentes formas de escritura del antiguo Egipto. La traducción de la inscripción fue completada por un francés llamado Jean-Françoise Champollion. De esta forma una escritura olvidada y los eventos relatados en la inscripción volvieron a ver la luz. De esta forma se pudo acceder a mucho conocimiento sobre la civilización, la religión y la vida social del antiguo Egipto.

A través de la decodificación de los jeroglíficos se revelaron muchos datos: el nombre “Haman” estaba por cierto mencionado en inscripciones egipcias. Se hace referencia al nombre en un monumento que se encuentra en el Museo Hof en Viena[1].

En el “Diccionario de la Gente del Imperio Nuevo”, que fue preparado a partir de la colección completa de inscripciones disponibles, se menciona a Haman como el “jefe de los trabajadores de las canteras de piedra”[2].

Esto saca a la luz una verdad muy importante. A pesar de las falsas aseveraciones de los adversarios del Corán, Haman fue una persona que vivió en Egipto en época de Moisés, que estaba muy cerca del Faraón, y estaba involucrado en las tareas de construcción, exactamente como se indica en el Corán.

Más aún, el versículo coránico que describe la escena en la cual el Faraón le pide a Haman que construya una torre concuerda perfectamente con estos hallazgos arqueológicos:

{Faraón dijo: ‘¡Consejo de nobles! No sé que tengáis otro dios que yo, así pues Haman cuece arcilla para mí y hazme una torre para que pueda subir hasta el Dios de Moisés, pues realmente lo tengo por mentiroso} [Corán 28:38].

En conclusión, la existencia del nombre “Haman” en los registros del antiguo Egipto no sólo volvió inútiles los alegatos fabricados por los adversarios del Corán, sino que confirmó una vez más que este Libro proviene de Al-lah. De una forma milagrosa el Corán nos comunica información histórica que nadie podía poseer ni comprender en la época del Profeta.

Títulos de los gobernantes egipcios en el Corán

En el Antiguo Testamento los gobernantes egipcios durante el período del Profeta Ibrahim (Abraham) y del Profeta Yusuf (José ) son llamados “faraón”. No obstante el título “faraón” comenzó a utilizarse mucho después de la época de ambos profetas.

Al referirse al gobernante egipcio en la época del Profeta Yusuf  en el Corán se utiliza la palabra árabe al-malik, que significa “gobernante”, “rey”, “sultán”: {El rey dijo: ‘¡Traédmelo!…} [Corán 12:50].

En cambio el gobernante de Egipto en la época de Moisés es designado como “faraón”. Esta distinción que efectúa el Corán no la hacen ni el Antiguo ni el Nuevo Testamentos ni tampoco los historiadores judíos, que sólo utilizan la palabra “faraón”.

En realidad el uso de la palabra faraón en el historia egipcia pertenece a un período tardío. El título de faraón comenzó a ser utilizado en el siglo 14 a.C., durante el reino de Amenhotep IV. El Profeta Yusuf vivió al menos 200 años antes de esa época.

La Enciclopedia Británica dice que la palabra faraón era un título de respeto que comenzó a ser utilizado a partir del Imperio Nuevo (comenzando con la 18ª dinastía, 1539-1292 a.C., hasta la 22ª dinastía, 945-730 a.C.), después se cambió a la palabra “rey”, añadiendo que la palabra “faraón” no era utilizada con anterioridad al período mencionado. Mayor información sobre el tema se obtiene de la Enciclopedia de la Academia Americana que afirma que el título de faraón comenzó a ser usado durante el período del Imperio Nuevo.

Como vemos el uso de la palabra faraón se remonta a un período específico de la historia. Por esta razón, la correcta distinción que efectúa el Corán —que habla de “rey” para referirse al gobernante en la época del Profeta Yusuf y de “faraón” para designarlo en la época del Profeta Moisés— es otra prueba de que el Corán es verdaderamente la Palabra de Al-lah.


 



[1]
Walter Wreszinski, Aegyptische Inschriften aus dem K.K. Hof Museum in Wien, J. C. Hinrichs’ sche Buchhandlung, 1906


[2]Hermann Ranke, Die Ägyptischen Personennamen, Verzeichnis der Namen, Verlag Von J. J. Augustin in Glückstadt, Band I, 1935, Band II, 1952

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