El amor del Profeta.
El Mensajero de Al-lah (las bendiciones y la paz de Al-lah sean con él) te ama, y desea que lo sepas.
Fue narrado en un Hadiz aceptado por los estudiosos del Islam, que el Profeta (las bendiciones y la paz de Al-lah sean con él), mientras estaba sentado un día con sus compañeros, dijo “¡Oh Al-lah! Lleva mi amor a mi amado pueblo”, sus compañeros (Al-lah esté complacido con ellos) dijeron: “Oh Mensajero de Al-lah, ¿no somos nosotros tu amado pueblo?”, a lo que él contestó “Ustedes son mis compañeros y mis amigos, pero mi amado pueblo son las personas que vendrán después de mí, que creerán en mí sin siquiera verme. Quién de ellos haga una décima de lo que ustedes hacen, tendrá la recompensa equivalente a la recompensa que obtienen 70 de ustedes”. Ellos preguntaron “Oh Mensajero de Al-lah, ¿cuál es la razón de esa recompensa?”, él contestó “Porque ustedes encuentran compañeros que los ayudan a seguir el buen camino, mientras que ellos no los tendrán”.
Este Hadiz demuestra que el Profeta (las bendiciones y la paz de Al-lah sean con él) le solicitaba a Dios Todopoderoso a entregar su amor a su amado pueblo; fácilmente podemos entender que ese amado pueblo somos nosotros: tú, yo, y todos los musulmanes que han creído en el Mensajero de Al-lah sin haberlo visto.
Si él nos ama de ese modo, deberíamos preguntarnos, ¿nosotros lo amamos?
Verdaderamente el Profeta (las bendiciones y la paz de Allah sean con él) fue clemente con su pueblo; los amaba, deseaba su beneficencia, y pedía a Allah Todopoderoso que estuvieran siempre en el camino correcto, el la verdad.
¿Eres digno de sus plegarias?
O en otras palabras, ¿eres digno de tener como mediador al Mensajero de Allah en el día del Juicio Final?
Muchas personas desean, que de haber vivido en el tiempo del Profeta, él hubiera rezado por ellos. De hecho, él ha rezado por ti muchas veces…
Fue narrado por muchos estudiosos del Islam (Allah esté complacido con ellos), que la madre de Abu Huraira era politeísta, y solía insultar al Mensajero de Allah. Un día Abu Huraira fue llorando hacia el Profeta y le dijo “¡Oh Mensajero de Allah! ¡Mi madre te está insultando!”.
¿Sientes esa clase de devoción hacia el Mensajero de Allah?
Si ves a alguien insultando al Profeta o a nuestra religión, la cual hemos recibido de nuestro Profeta después de una vida llena de sufrimientos… ¿estás listo para enfrentar a esos que insultan al Islam o a Muhammad?
Abu Huraira no estaba llorando por el hecho de que su madre fuera politeísta, (el Islam restringe la responsabilidad de los actos a cada persona, Al-lah dijo “Ningún alma cargará con los pecados de otra alma”); él lloraba por la devoción hacia el Profeta (las bendiciones y la paz de Al-lah sean con él), por no ser capaz de disuadir a su madre acerca de los insultos, ¿qué debía contestarle? ¿Debería haberla insultado? Esa madre, que lo había concebido y lo había amamantado… Sin embargo la acusó ante el Profeta y le dijo “Mi madre te insulta”, el Profeta le contestó “¡Oh Allah! Guía a Abu Huraira, guía a su madre, y a quienes recen por ellos, para que sigan el buen camino hasta el día del Juicio Final”. Abu Huraira volvió a su casa, y a través de la puerta, escuchó el sonido de agua y los pasos de su madre. Ella gritó “Abu Huraira, quédate dónde estás”. Luego ella abrió la puerta diciendo “Soy testigo que no existe dios excepto Allah, y que Muhammad es su Mensajero”. Las oraciones del Profeta (las bendiciones y la paz sean con él) fueron contestadas, y Abu Huraira comenzó a llorar.
Los Imanes (estudiosos del Islam) (Al-lah esté complacido con ellos) cuando relatan este Hadiz suelen rezar por Abu Huraira y por su madre, como lo hizo Muhammad. Por eso, si tú quieres la intervención y guía del Profeta, como Abu Huraira y su madre, complace a Al-lah.
Sin embargo, la pregunta que estamos haciendo ¿aún persiste?
¿Sientes esta intensa devoción por el Mensajero de Al-lah?
¿Te pondrías de pie y sacrificarías todo, incluso tu alma para defenderlo?
Si tu respuesta es sí, entonces realmente amas al Profeta (las bendiciones y la paz de Al-lah sean con él).
Fue narrado que los compañeros del Profeta estaban en Meca llorando amargamente, cuando el Profeta les preguntó porqué lloraban. Ellos dijeron “¡Oh Mensajero de Al-lah! La esposa de Abu Lahab te insulta”. El contestó “¿Qué es lo que dice?”, dijeron “Ella dice que detesta al no alabado y que rechaza su religión”. El Profeta dijo “¿Cuál es mi nombre?”, ellos contestaron “Tú eres Muhammad, el alabado, el Mensajero de Allah”. Él dijo “Ella insulta al ‘no alabado’, y yo soy Muhammad, el alabado, no el ‘no alabado’”.
Observa su sabiduría en alzar su nación. ¿Estás deseoso de ser una de las personas dignas de su amor? ¿O quieres ser uno por el cual el Profeta se lamentaba con Allah? Allah Todopoderoso dijo “Y el Mensajero dirá: Oh mi Dios, verdaderamente mi gente trata al Corán como algo abandonado”.
¿A qué equipo quieres pertenecer?
Si eres parte del primer equipo, entonces no abandones la lectura, el estudio, la investigación, ni la puesta en práctica del Corán. Ama al Mensajero de Al-lah (las bendiciones y la paz sean con él), para que no seas uno por el que el Profeta se quejará ante Al-lah en el día del Juicio Final.
¡Oh Dios! Te pedimos que nos permitas amar a nuestro Profeta Muhammad.
El profeta Muhamed (las bendeciones y la paz de Al-lah sean de él)amaba toda la gente tambien no podemos olvidar como amaba a sus mujeres.
Él fue el amante perfecto para su familia y esposas. Jugaba y bromeaba con ellos. Les daba amor y ternura; por ejemplo, expresaba con suavidad su amor hacia su esposa Aisha al tratar de beber del mismo vaso del cual ella había bebido, poniendo sus labios en el lugar donde ella había bebido, enviando un mensaje secreto avivando su corazón y sentimientos. Este es sólo un ejemplo de muchos en su vida.
El Mensajero,no olvidó a su fallecida esposa Jadiya»Se enfadó mucho cuando Jadiya fue menospreciada en su presencia. Abu Najeeh narró en la historia de Hala Bint Khuwaylid (hermana de Jadiya) cuando Hala solicitó permiso para conocer al Mensajero. Aisha dijo: “Allah te dio la joven esposa en lugar de la anciana (quiso decir Jadiya)”. Entonces el Mensajero se enojó mucho, hasta que ella dijo: “Juro que no hablaré de ella a partir de ahora, excepto en el buen sentido”.
El fuente :www.rasoulallah.net