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La igualdad y la justicia en el Islam

El Islam es la religión de la verdad, la justicia y la igualdad. Igualdad en los derechos, en los deberes y las responsabilidades; igualdad ante la justicia, no hay preferencia entre las personas sino en la devoción y lo que aporten de beneficios cada uno a su pueblo.

« ¡Oh, gentes! Os hemos creado de un varón y de una mujer y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios, el más noble de vosotros es el que más le teme » (Corán 49: 13)

No hay privilegios para un estrato social, etnia, color o familia; todos son iguales (todos son hijos de Adán y Adán fue creado de barro). El noble, ante la justicia y la verdad, es igual que los demás; no tiene preferencia alguna, así como los sabios y los que poseen riquezas abundantes u ocupan puestos influyentes.

El derecho a la igualdad es una realidad práctica en el Islam y representa el espíritu de la legislación islámica. He aquí ejemplos de igualdad ante la justicia:    ·

Durante la vida del Profeta Muhammad (La Paz y las bendiciones sean con él) ocurrió que una mujer de Majzúm robó y por ello fue condenada. Los Quraishíes (de la tribu de Quraish) se encontraban bastante preocupados por la cuestión y se preguntaban: ¿Quién podrá interceder por ella ante el Enviado de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él)? Alguien dijo: «Nadie salvo Usama bin Zaid, pues es el más querido por el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él).

Usama intercedió por aquella mujer ante el Mensajero de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), quien dijo: «¿Acaso pretendes interceder ante una sentencia prescrita por Dios?».

Acto seguido se levantó y exhortó a la gente: «Ciertamente, lo que llevó a los pueblos anteriores a vosotros a la perdición y la destrucción fue que dejaban libre al noble cuando robaba. Juro por Dios que si Fátima, la propia hija de Muhammad, habría robado le habría cortado la mano».

El clan de Majzúm era la gente más noble de Quraish, sin embargo su nobleza no les sirvió, ni tampoco les dio preferencia sobre cualquiera de los musulmanes, pues todos son iguales ante la verdad.

Es conocida la historia del hijo de Amr bin Al ‘As, cuando azotó a un copto. El copto no aceptó la humillación sabiendo que el Islam es justo. Viajó desde Egipto para presentarse ante el Califa Omar bin Al Jattab. Al contar lo sucedido, el Califa pidió de inmediato la presencia de padre e hijo en Medina. Les hizo comparecer junto al copto; luego, pidió a este que azotase al hijo de Amr; así lo hizo y quedó satisfecho. Pero Omar no lo creyó suficiente; indicó al copto que, si lo deseaba, podría azotar también a Amr en su calvicie, ya que su hijo no hubiera hecho aquello sino estuviese cobijado por la autoridad de su padre, aprovechándose de esto con altanería. El copto no lo hizo, porque ya estaba satisfecho. Omar había establecido claras las bases, para cualquiera que quisiese abusar del poder. Después de darles esa lección, Omar exclamó su famosa frase:

«Cómo esclavizáis a la gente, cuando sus madres los engendraron libres».

Estos son algunos ejemplos de la igualdad en el Islam, igualdad que no distingue entre el fuerte y el débil, ni entre el blanco y el negro, tampoco del árabe y el de otra raza.

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