¿Por qué creó Dios a la humanidad? (parte 3 de 3): Contradecir el propósito de la creación
El pecado más grave
Contradecir el propósito de nuestra creación es entonces el mayor mal que un ser humano puede cometer. Abdullah reportó que él preguntó al Mensajero de Dios, que la paz y las bendiciones de Dios sea con él, cuál pecado es el más grave a los ojos de Dios, y él respondió:
“Atribuir asociados a Dios a pesar de que Él te ha creado”. (Sahih Al Bujari)
Adorar a otros además de Dios, llamado shirk en árabe, es el único pecado imperdonable. Si un ser humano muere sin arrepentirse de sus pecados, Dios puede perdonar todos sus pecados excepto el shirk. En este sentido, Dios declará:
“Allah no perdona que se Le atribuyan copartícipes, pero perdona, fuera de ello, a quien Le place”. (Corán 4:116)
Adorar a otros además de Dios esencialmente implica atribuirle las cualidades del Creador a Su creación. Cada secta o religión hace esto a su forma particular. Un pequeño pero muy ruidoso grupo de personas a través de los tiempos ha negado la existencia de Dios. Para justificar su rechazo del Creador, se han visto obligados a hacer la declaración ilógica de que el mundo no ha tenido un comienzo. Su reclamo es ilógico puesto que todas las partes observables del mundo tienen comienzos en el tiempo, por lo que sólo es razonable esperar que la suma de las partes también tenga un comienzo. Y es lógico asumir también que lo que sea que causó que el mundo comenzara a existir no ha podido ser parte del mundo ni ha tenido un comienzo como el mundo. La afirmación atea de que el mundo no tiene comienzo significa que la materia con que está hecho el universo es eterna. Esta es una declaración de shirk, puesto que es atribuirle la cualidad de Dios, de no tener comienzo, a Su creación. El número de ateos genuinos históricamente ha sido siempre pequeño, puesto que a pesar de sus reclamos, instintivamente saben que Dios existe. Es decir, a pesar de décadas de adoctrinamiento comunista, la mayoría de los rusos y los chinos continúan creyendo en Dios. El Creador Todopoderoso señaló este fenómeno al decir:
“Y a pesar de estar convencidos [de la verdad de los signos], los negaron injusta y arrogantemente”. (Corán 27:14)
Para los ateos y materialistas, la vida no tiene propósito más allá de la satisfacción de sus deseos. En consecuencia, sus deseos también se convierten en dioses a quienes obedecen y se someten en lugar de al Único Dios Verdadero. En el Corán, Dios dice:
“¿Acaso no reparas [¡Oh, Muhammad!] en aquel que sigue sus pasiones como si estas fueran una divinidad?” (Corán 25:43, 45:23)
Los cristianos le atribuyen al Profeta Jesús los atributos del Creador considerándolo coeterno con Dios, y como una personalidad de Dios a quienes llaman “Hijo de Dios”. Los hindús, por otra parte, creen que Dios se ha hecho hombre en muchas épocas, en encarnaciones que llaman avatares, y dividen los atributos de Dios entre tres dioses: Brahma el creador, Vishnu el preservador, y Shiva el destructor.
Amor de Dios
El shirk también ocurre cuando los seres humanos aman, confían o temen a la creación más que a Dios. En la última revelación, Dios dice:
“Hay hombres que toman en lugar de Allah a otras divinidades, y las aman igual que a Allah; pero los creyentes aman más a Allah de lo que éstos aman a sus divinidades”. (Corán 2:165)
Cuando estas y otras emociones similares están dirigidas con más fuerza hacia la creación, hacen que los seres humanos desobedezcan a Dios en un esfuerzo para agradar a otros humanos. Sin embargo, sólo Dios merece un compromiso emocional humano completo, puesto que sólo Él debe ser amado y temido sobre toda la creación. Anas Ibn Malik narró que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo:
“Aquel que tenga [las siguientes] tres características ha probado la dulzura de la fe: el que ama a Dios y a Su Mensajero sobre todo lo demás, el que ama a otro ser humano sólo por causa de Dios, y el que aborrece regresar a la incredulidad después de que Dios lo ha rescatado, tanto como aborrece ser arrojado al fuego”. (As-Suiuti)
Todas las razones por las cuales los humanos aman a otros humanos o aman a otros seres creados, son razones para amar a Dios más que a Su creación. Los humanos aman la vida y el éxito, y no les gusta la muerte y el fracaso. Dado que Dios es la fuente última de la vida y del éxito, Él merece todo el amor y la devoción de la humanidad. Los humanos también aman a aquellos que los benefician y los ayudan cuando lo necesitan. Ya que todos los beneficios (7:188) y toda la ayuda (3:126) provienen de Dios, Él debe ser amado por encima de todo.
“Si intentarais contar las gracias de Allah, no podríais enumerarlas”. (Corán 16:18)
Sin embargo, el amor supremo que el ser humano debe sentir por Dios no debe ser reducido al común denominador de su amor emocional por la creación. Así como el amor que los humanos sienten por los animales no debe ser el mismo que sienten por otros humanos, el amor por Dios debe trascender el amor que los humanos sienten entre sí. El amor de los humanos por Dios debe ser, fundamentalmente, un amor manifestado en la obediencia completa a las leyes de Dios:
“Si verdaderamente amáis a Allah ¡Seguidme! [Al Profeta] Y Allah os amará”. (Corán 3:31)
Este no es un concepto abstracto, puesto que el amor humano por otros humanos también implica obediencia. Es decir, si un ser amado pide que algo se haga, los humanos se esfuerzan para hacer esto según su nivel de amor por esa persona.
El amor por Dios también debe ser expresado en el amor por aquellos a quienes Dios ama. Es inconcebible que uno que ama a Dios pueda odiar a aquellos a quienes Dios ama y amar a aquellos a quienes Dios odia. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue citado por Abu Umamah diciendo:
“Quien ama por Dios y odia por Dios, da por Dios y retiene por Dios [y se casa por Dios], ha perfeccionado su fe”. (As-Suiuti)
En consecuencia, aquellos cuya fe es apropiada, amarán a todos aquellos que aman a Dios. En el capítulo “María”, Dios indica que Él pone amor en los corazones de los creyentes hacia aquellos que son justos.
“Por cierto que el Clemente hará que quienes hayan creído y obrado rectamente sean queridos por los hombres”. (Corán 19:96)
Abu Hurairah también relató que el Mensajero de Dios (la paz sea con él) dijo lo siguiente al respecto:
“Si Dios ama a un siervo, Él le informa al ángel Gabriel que Él lo ama y le dice que lo ame también, y entonces Gabriel lo ama. Luego Gabriel dice a los habitantes de los cielos: ‘Dios ama a tal persona, así que ámenlo’. Entonces los habitantes de los cielos lo aman. A continuación, se le concede el amor de la gente de la tierra”. (Sahih Muslim)