El Corán

El Milagroso Corán (parte 8 de 11): De Rebeldes a Santos


El siguiente aspecto que llamo mi atención –nuevamente algo que los no-musulmanes mencionaban en sus trabajos- fue el efecto que el Corán tuvo en la generación del Profeta, que Al-lah (La paz sea con el), y en las sub-siguientes.

Es evidente que los árabes en los tiempos del Profeta estaban habituados a beber, divertirse y desarrollar batallas triviales. Se conocía que a veces mataban a sus hijas . Sin embargo, en el breve lapso de veinte años un movimiento que comenzó con un solo hombre pudo, debido a la gracia de Al-lah y el efecto milagroso del Corán, cambiar acaso todos los árabes y no-árabes en la Península árabe y los unió en una hermandad de fe y piedad tan fuerte que si una parte de la hermandad pasaba algún mal, toda la hermandad se vería afectada negativamente. En esos tiempos, se podían encontrar dos personas que pertenecían a previas tribus antagónicas compartiendo su fortuna y dispuestos a dejar de lado sus vidas por los demás. De hecho, uno de ellos estaría dispuesto a repartir la mitad de su riqueza vienen beneficio de su nuevo hermano que pertenecía a una tribu «extraña».

Tal vez una de las mejores descripciones del cambio que se llevó a cabo entre los musulmanes puede ser visto en la famosa afirmación del Compañero Yafar ibn Abu Talib quien preguntado por el Negus de Abisinia acerca de la misión del Profeta al decir:

“Oh Rey, éramos personas ignorantes, adoradores de ídolos, comiendo carroña y satisfaciendo desenfrenadamente placeres sexuales. Ridiculizábamos a nuestros vecinos, un hermano oprimido por su hermano, y el más fuerte devoraba al más débil. En ese momento un hombre surgió entre nosotros, quien ya era conocido como una persona confiable, noble y honesta. Este hombre nos llamó al Islam. Y nos enseñó a dejar de adorar piedras, a decir la verdad, a abstenernos de derramar sangre, y no estafar a los huérfanos en sus propiedades. Nos enseñó a proveer comodidades a nuestros vecinos y a no calumniar a las mujeres honestas. Nos alentó a que ofreciéramos plegarias, ayunáramos y diéramos caridad. Lo seguimos, dejamos el politeísmo y la idolatría y nos abstuvimos de los malos actos. Fue debido a esta nueva vida que nuestra gente nos fue hostil y nos obligó a  regresar a nuestros antiguos e equivocados modos de vida.[1]

Esa generación, en cambio, llevó el mensaje al resto del mundo. Eran claramente un pueblo llevado de la oscuridad a la luz y al camino correcto hacia Al-lah . Cuando el Emperador Persa preguntó que trajeron los musulmanes a sus tierras, dos diferentes compañeros contestaron en similares términos: «Al-lah nos ha enviado ha llevar a quien lo desee de la adoración a seres humanos a la adoración  de Dios, de la estrechés de este mundo a su mayor amplitud, de la injusticia en este mundo a la justicia del Islam»[2].

Durante la vida del Profeta,(La paz sea con el) y misericordia, se pudo ver a estas personas convertirse en una piadosa generación, temerosa de Al-lah y expectante de Su recompensa. Incluso cuando ellos, como el resto de los seres humanos, resbalaban y pecaban, ansiosamente se arrepentían y volvían con Al-lah buscando Su perdón. Preferían enfrentar severas penas en su vida, como la muerte, que enfrentar a Al-lah con sus pecados en sus manos. Esto se puede ver en los casos de Maaiz ibn Maalik al-Aslami y la mujer llamada al-Ghaamidiyah. Los dos fueron al Profeta a admitir que habían cometido adulterio y cada uno le pidió al Profeta por la retribución en este mundo para borrar sus pecados. En el caso de al-Ghaamidiyah, el Profeta le pidió que vuelva después de su confesión y que regresara al Profeta después de haber dado a luz. Volvió con su bebe en brazos y le pidió al Profeta que la purifique de sus pecados. El Profeta, entonces, le pidió que regrese cuando haya destetado al bebe. Entonces ella regresó después de un tiempo y le dijo al Profeta que el niño ya no necesitaba de su leche materna. Nuevamente pidió la expiación de sus pecados por haber cometido adulterio. El Profeta entonces, elogió su acto de arrepentimiento[3].

El efecto de este cambio en los Compañeros continúo mucho después de la muerte del Profeta. Preste atención en los siguientes relatos de los Compañeros cuando buscaban expandir el mensaje del Islam hacia el resto del mundo:

El excelente carácter y cualidades de los soldados musulmanes fue elogiado una vez por un oficial romano con estas palabras: «Por la noche los encontrarán en plegaria; durante el día los encontrarán ayunando. Mantienen sus promesas, ordenan buenos actos, suprimen el mal y mantienen una completa igualdad entre ellos».

Otro atestiguó de esta manera: “Son jinetes de día y ascéticos por la noche. Pagan lo que comen en territorios ocupados por ellos. Son los primeros en saludar cuando llegan a un lugar y son valientes luchadores que acaban con el enemigo».

Un tercero dijo: “Durante la noche parece que no pertenecieran a este mundo y no hacen otra cosa mas que rezar, y durante el día, cuando uno los ve montados en sus caballos, uno siente que no han hecho otra cosa en sus vidas. Son grandes arqueros y grandes lanceros, sin embargo son tan devotamente religiosos y recuerdan tanto a Dios que muy a menudo uno apenas puede escucharlos hablar de otra cosa al estar en su compañía»[4].

Los beneficios de la civilización se fomentaron las enseñanzas del Corán más allá de las tierras de los musulmanes. Muchos están familiarizados con las influencias de los musulmanes en Europa y como las influencias islámicas eventualmente llevaron al Renacimiento. El autor  de A History of the Intellectual Development of Europe (La historia del desarrollo intelectual de Europa), John Draper escribió: “Cuatro años después de la muerte de Justiniano, 569 A.D., nació en la Meca, en Arabia, el hombre que, entre todos los hombres, ejercitó la mayor influencia sobre la raza humana”[5].  Este trabajo sirvió para abrir mis ojos en el momento de mi conversión al Islam. Draper, escribiendo en el Siglo 19, estaba muy desilusionado y parecía enojado de que los musulmanes nunca conseguían recibir sus elogios por todo lo que contribuyeron a la sociedad y la civilización europea. Por ejemplo, escribió: “Con estos sarracenas estamos en deuda por muchas de nuestras comodidades personales. Religiosamente limpios, no era posible para ellos vestirse, de acuerdo a la moda de los nativos europeos, con una vestimenta sin cambiarla hasta que se desarmara en pedazos, una desagradable masa de bichos, apestosos y andrajosos… Nos enseñaron el uso de las a menudo cambiadas y a menudo lavadas prendas interiores de lino y algodón, que todavía pasan por las mujeres bajo su antiguo nombre árabe…”[6].

Muchos eruditos han reconocido la importancia del Islam y las enseñanzas del Corán para la mejora de la humanidad. El famoso intelectual George Bernard Shaw afirmo una vez:

“Siempre he tenido gran estima por la religión de Muhamad debido a sus grandiosas vitalidades… he profetizado acerca de la fe de Muhamad que será aceptada en el futuro como lo esta siendo en Europa hoy en día. Los eclesiásticos medievales, por ignorancia o intolerancia, pintaron al Mahometanismo con los más oscuros colores. Para ellos Muhamad fue un anti-Cristo. Yo lo he estudiado, al maravilloso hombre, y en mi opinión lejos de ser un anti-Cristo debe ser llamado el salvador de la Humanidad.[7]


 

Footnotes:

[1] La traducción de esta afirmación fue tomada de Allama Shibli Numani, Sirat-un-Nabi (Lahore, Pakistan: Kazi Publications, 1979), p. 211. El incidente fue presenciado por ibn Ishaq in al-Maghazi y Ahmad. Y su serie es sahih de acuerdo a al-Albaani. Ver las notas al pie de Albaani a Muhammad al-Ghazaali, Fiqh al-Seera (Qatar: Idaarah Ihyaa al-Turaath al-Islaami, n.d.), p. 126.

[2] Ismael ibn Kazir, Al-Bidaayah wa al-Nihaayah (Beirut: Dar al-Kutub al-Ilmiyya, n.d.), vol. 7, pp. 39-40.

[3] La historia de Maaiz y al-Ghaamidiyyah es registrada por Muslim.

[4] Citado de Abul Hasan Ali Nadwi, Islam and the World (International Islamic Federation of Student Organizations, 1983), p. 81. Ver también ibn Kazir, al-Bidaayah, vol. 7, p. 53.

[5] Citado en Islam—The First and Final Religion, p. 39. Por supuesto, mas recientemente, The 100: A Ranking of the Most Influential Persons in History de Michael H. Hart puso al Profeta Muhammad en el numero uno entre todos los líderes mas influyentes del mundo.

[6] No está en mis manos en este momento el trabajo de Draper. Por lo tanto, esta cita fue tomada de Aslam Munjee, The Crusades: Then and Now (Arlington, VA: First Amendment Publishers, 2004), p. 3.

[7] “Una colección de Escrituras de los Eminentes Eruditos”, publicado Working Muslim Mission, 1935 edition, p. 77.  Citado en Islam: The First & Final Religion (Karachi, Pakistan: Begum Aisha Bawany Waqf, 1978), p. 57. En verdad, muchos no-musulmanes, pensadores occidentales han hablado con gran aprecio acerca de la religión del Islam, el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones lo acompañen) o el Corán. El trabajo citado recientemente compila numerosas citas y es muy interesante su lectura.


http://www.islamreligion.com

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