Gabrie era un Ángel
Gabriel (la paz de Al·lâh sea con él) no era un Ángel
Este calumniador dice que la criatura que vio Muhammad le ahogaba, y quiere inducir a que éste era un diablo; porque si fuera un Ángel no hubiese sido malvado para ahogarle. Y señala que el Profeta, que (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), nunca pensaba que éste era un Ángel, sino que confirmaba que era un ser diabólico, incluso decía a Jadîya que había visto un diablo.
El Ángel no ahogaba al Profeta cuando se le apareció, sino que le apretó y le abrazó fuertemente hasta que le dejó sin fuerzas, tal y como hacen los enamorados. Y ahora escuchamos la narración de ‘Aa’isha, madre de los creyentes que dice: “Se le apareció Gabriel y le dijo: “lee”. “No sé leer” le Contestó el Profeta. Dice el profeta: Me cogió y me apretó hasta dejarme sin fuerzas, luego me dejó y me dijo de nuevo: “lee”. Contesté: “no sé leer”. Así, me volvió a coger hasta agotarme y me soltó. Y por tercera vez me cogió y me dijo: “lee”, y le contesté: “no sé leer”. Me apretó, me dejó y me dijo: Recita en el nombre de tu Señor, que ha creado. Ha creado el hombre de sangre coagulada. Recita, tu Señor es magnífico. Entonces volvió el Mensajero de Al-lah con el corazón palpitante, y entró a casa, y dijo a Jadîya: Cúbreme con el manto, cúbreme con el manto. Le cubrió hasta que se le fue el miedo, y le dijo: He tenido miedo. Jadîya le contestó: juro que Al-lah no te humillará; pues tú mantienes los lazos familiares, tienes mucha paciencia, ayudas al pobre, eres generoso con tus huéspedes y apoyas la verdad. Y le acompañó Jadîya a ver a Waraqa Ibnu Naufal Ibnu Asad Ibnu ‘Abdil·‘ozzâ, primo de Jadîya, convertido al cristianismo en la época pre islámica, escribía en hebreo, y apuntaba el nuevo testamento en hebreo hábilmente, era viejo y se hizo ciego. Jadîya le dijo: primo mío, escucha al hijo de tu hermano. Y preguntó Waraqa: hijo de mi hermano, ¿qué ves? Le contó el Mensajero de Al·lâh lo que le había pasado. Entonces le dijo Waraqa: esto es el Mensaje que fue enviado a Moisés, ¡Ojalá yo fuese joven y estuviese vivo cuando tu pueblo te expulse! Preguntó el Mensajero de Al·lâh: ¿Acaso me expulsarán?, Contestó Waraqa: Si, ya que nunca vino un hombre con el Mensaje que tú has traído sin encontrar enemistad, y si yo alcanzo este día, te apoyaré con todas mis fuerzas. Pero al poco tiempo Waraqa murió”.
Entonces no hay prueba de que había ahogos ni diablos, tal como dice este embustero, sino que la moral del Profeta se describe de tal manera: “tú mantienes los lazos familiares, tienes mucha paciencia, ayudas al pobre, eres generoso con tus huéspedes y apoyas la verdad” así era antes de recibir la Misión. También, Waraqa predijo que Muhammad es el Profeta enviado a la humanidad, y que lo que le pasó es lo mismo que le ocurrió a Moisés. Waraqa dijo la verdad; ya que cuando llegó la revelación a Moisés, que la paz de Al·lâh sea sobre él, el miedo se apoderó de él, tembló y echó a correr sin mirar hacia atrás.