Las virtudes del mes de Ramadán
Primero: Las virtudes del mes de Ramadán, donde cosas de gran relevancia toman lugar, como la apertura de las puertas del paraíso, las puertas del infierno se cierran y se encadenan a los demonios. Todo esto toma lugar en la primera noche de Ramadán y continúa hasta el final del mes.
Segundo: El hadiz ((Fue narrado de Abu Hurayrah, (que Al-lah esté complacido con él), que el Mensajero de Al-lah, sala Al-lah alaihi wasalam (que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), dijo: “Cuando el mes de Ramadán comienza, las puertas del paraíso son abiertas y las puertas del infierno son cerradas y los demonios son encadenados.” [Al-Bujari y Muslim))] indica que el paraíso y el Infierno ya han sido creados y que sus puertas actualmente son abiertas y cerradas.
Tercera: Es una temporada con una virtud especial y las buenas acciones que se observan en ella logran la complacencia de Al-lah y como resultado la apertura de las puertas del paraíso y el cierre de las puertas del infierno.
Cuarto: Es permitido bajo la Shariah (regulación Islámica) el dar las buenas nuevas por la llegada de Ramadán y felicitar a las personas siendo testigo de tal evento. El Profeta, sala Al-lah alaihi wasalam, solía recordar a sus compañeros tales méritos de alegrarse e incitarles a hacer buenas obras. Entonces, las buenas nuevas deben ser dadas con respecto a toda cosa buena.
Quinto: Los demonios rebeldes son encadenados en Ramadán y así su efecto sobre la gente es débil debido a las buenas obras que la gente hace.
Sexto: Al-lah el Poderoso confiere su favor y bondad sobre sus siervos preservando su ayuno y protegiéndolo de los daños de los demonios rebeldes, así no estropean los actos de adoración en el bendito mes de Ramadán.
Séptimo: Prueba de la existencia de los demonios y de que tienen cuerpo que pueden ser encadenados y que los demonios rebeldes entre ellos son encadenados en Ramadán.
Octavo: Estas grandes ventajas, que son propias de Ramadán, son disfrutadas por los creyentes quienes glorifican este mes y cumplen con los derechos de Al-lah el Poderoso durante el mismo. Sin embargo, los incrédulos que no ayunan durante este mes y no creen en su santidad, las puertas del paraíso no serán abiertas para ellos y las del infierno no serán cerradas para ellos, sus demonios no serán encadenados y no serán salvados del infierno.
Noveno: La apertura de las puertas del paraíso y el cierre de las puertas del infierno no contradice el versículo siguiente (el cual significa): “los jardines del edén, cuyas puertas estarلn abiertas para ellos” [Corán 38:50].
La apertura de las puertas del Paraíso durante el mes de Ramadán no significa que siempre estarán abiertas. También, los nobles versículos mencionan acerca de la apertura de tales puertas en el Día del Juicio. Así como el cierre de las puertas del infierno en el mes de Ramadán no contradicen el versículo que dice respecto del infierno: “Hasta que, llegados a ella, se abrirán las puertas” [Corán 39:71]. Esto es porque las puertas del infierno pueden ser cerradas antes del tiempo que las personas condenadas la alcancen.
Décimo: Las virtudes de la noche del Poder (Al Qadr) y que es mejor que mil meses. El musulmán que pierda esa gran noche ha sido privado de una gran bendición.
Onceavo: Al-lah el más Poderoso salva a la gente del infierno cada noche en el mes de Ramadán. Aquellos que están preocupados de la redención son aquellos que ayunan, rezan Qiyaam (oraciones voluntarias), realizan muchas buenas obras, de amor a Al-lah y con la esperanza de su recompensa y temiendo su castigo.
Doceavo: Aquellas gentes que serán salvadas del infierno tendrán el privilegio de que sus súplicas sean respondidas. Al-lah combina dos grandes recompensas para ellos: redención del infierno y respuesta a sus súplicas.
Treceavo: El musulmán que está ayunando no debe cometer aquello que invalide su ayuno o disminuya su recompensa. También, debe mantener alejado su oído, vista y lengua de todo lo que ha sido prohibido por Al-lah.
Catorceavo: El musulmán que ayuna debe frecuentemente suplicar a Al-lah el Majestuoso, porque la súplica hecha por un ayunante es respondida, por la voluntad de Al-lah, El Majestuoso.