Los milagros de la Sunna

Los Milagros de Muhammad (parte 2 de 3)

El milagro de la partición de la luna en dos

Una de las tantas veces en que Dios realizó milagros a través del Profeta, sucedió que los habitantes de la Meca exigieron ver un milagro de Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él), para que mostrara la veracidad de su profecía.  Dios dividió la luna en dos mitades separadas y luego las volvió a unir.

El Corán registró ese evento:

“El Día del Juicio está próximo, y [como señal de ello] la Luna se partió en dos [cuando los incrédulos de La Meca le pidieron al Profeta Muhammad un milagro]” (Corán 54:1)

El Profeta Muhámmad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) recitaría luego estos versículos del Corán en las oraciones comunitarias del viernes y de ambos Eid.  ¡Si este evento jamás hubiese ocurrido, los musulmanes habrían dudado de su religión y muchos la habrían abandonado! Los mecanos habrían dicho: “el profeta es un mentiroso… ¡la luna nunca se partió, y nosotros nunca la vimos partirse ni unirse!”.  En cambio, los creyentes fortalecieron su fe y la única explicación que encontraron los mecanos incrédulos fue decir ‘¡es magia!’.

“Pero cuando contemplaron dicho signo, se rehusaron a creer y dijeron: Esto es magia poderosa.  Desmintieron [ la Verdad ] y siguieron sus pasiones.  Y sabed que la fe de los hombres [y su destino] ya ha sido decretada.” (Corán 54:2-3)

El milagro de la división de la luna fue presenciado por muchos testigos oculares, y transmitido a través de una cadena ininterrumpida de estudiosos confiables, tantos, que es imposible que pudiera ser falso (a esto se denomina hadiz mutawátir).

El viaje nocturno y la ascensión a los Cielos.

Mucha gente preguntan , ¿cómo viajaba el profeta Muhammed  desde la Gran Mezquita de La Meca , hasta la Mezquita Al-Aqsa en Jerusalén en una noche?.Esta gente no saben que Al-lah «Dios» cuando quiere hacer una cosa lo di sea y es.


Unos meses antes de la emigración de La Meca a Medina, Dios transportó a su mensajero Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) una noche desde la Gran Mezquita de La Meca, hasta la Mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, un viaje que demandaba cerca de un mes si era hecho por el desierto en una caravana, dados los 1.230 Km. de distancia. Desde Jerusalén, el Profeta
Muhammad (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) ascendió a los cielos, pasando los límites del universo físico para estar en la presencia divina, encontrarse con Dios, y dar testimonio de Su Grandiosidad.  Cuando estuvo de regreso en La Meca, el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) relató lo sucedido y pudo demostrar la veracidad de sus palabras de dos maneras.  Primero, el Profeta (la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él) describió las caravanas que divisó de regreso a La Meca, dijo dónde estaban y cuándo podría esperarse que llegaran; y cada una llegó como el Profeta había predicho, y los detalles fueron como él los había descrito.’[1] Segundo, él jamás había ido antes a Jerusalén, sin embargo describió la Mezquita al- Aqsa a los escépticos que le reclamaban detalles de lo que había visto.


Este viaje místico se menciona en el Corán:

“Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la Mezquita Sagrada [de La Meca] a la mezquita lejana [de Jerusalén] cuyos alrededores bendijimos, para mostrarle algunos de Nuestros signos.  Él es Omnioyente, Omnividente.” (Corán 17:1)

“¿Acaso vais a desmentir lo que vio?  Sabed que ciertamente ya le había visto [al Ángel Gabriel] en otro descenso, junto al loto que demarca el límite [de los siete cielos], donde se encuentra el jardín de la residencia eterna [el Paraíso].  [Cuando el Profeta Muhammad, la noche del viaje nocturno y la ascensión, estuvo allí] El loto fue cubierto, y su mirada no se desvió [de lo que debía mirar], ni tampoco se extralimitó.  Y por cierto que contempló algunos de los más grandes signos de su Señor.” (Corán 53:12-18)

El evento también es confirmado mediante de testimonios oculares transmitidos de generación en generación, a través de una cadena ininterrumpida de estudiosos fiables (hadiz mutawátir)[2].


La entrada de la Mezquita  de Al-Aqsa desde dónde Muhámmad ascendió a los cielos.  Imagen cortesía de Thekra A. Sabri.


 

Footnotes:

[1] ‘Muhammad: su vida basada en las fuentes más antiguas’ de Martin Lings, p. 103.

[2] Cuarenta y cinco compañeros del Profeta narraron el viaje a Jerusalén y la ascensión a los cielos. Ver el trabajo de los maestros del ahadiz:  ‘Azhar al-Mutanathira fi al-Ahadith al-Mutawatira’ de as-Suyuti p. 263 y ‘Nadhm al-Mutanathira min al-Hadith al-Mutawatir’, de al-Kattani, p. 207

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